jueves, 20 de febrero de 2014

Ya veremos como promesa.


"Y sin tenerte, te tengo a vos."

Digamos que de entre todas las estrellas  me quedo con la alargada, torpe y que brilla a medias, que vive en la calle de los trenes. No me gusta por iluminar mi cielo o por guiarme en la noche, me gustan su orden y su desorden.

Me entusiasman.

Podría hacer poesía de su cabello: largo, castaño, liso, roto, que siempre huele bien. O de su boca: sus encías, sus labios, sus dientes y su lengua. Pero yo me quedo con lo de dentro.

Sus intestinos.

Me gusta la forma en que se come la vida, la traga, la digiere. La forma en que le entra por la nariz y le llega a los pulmones, como abre sus bronquiolos y los llena, y los vacía. La forma en que la vida le dilata las pupilas, le pone la piel de gallina, le contrae el corazón.

Sus células vivas, muertas, zombies.

Una gata con botas, madrileña, chula, chulapa. Un soplido en una estantería llena de polvo, un frapuccino de chocolate y un libro bien pesado en la mochila. Te sutura una idea y te cura un desengaño. Es esa parada que se te pasa y esas llaves que te dejas dentro de casa.

Sus virtudes y sus despistes. Más despistes que virtudes.

Lo absurdo es que soy yo, pero es ella. Es mi paseo y mi cena del sábado, mi cine y mis risas del viernes. Son todos los mensajes de lunes a jueves. Mi clase de anatomía del domingo por la tarde. ES ELLA, o yo, O NOSOTRAS. No sé. Pero me gusta. Pero la quiero.

Sus "ya veremos" como promesas de que algún día, en mucho tiempo, lo veremos juntas.

Mi amiga. Mi Andrea.


Soy fan de ti


2 comentarios:

  1. Acabo de descubrir tu blog via Instagram (te sigo hace tiempo, soy el principio danés). Me encanta!

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    1. Muy muchas gracias, vecinito de Instagram! Me alegro de que te guste, justo hoy trabajaba en mi siguiente entrada, estate atento y si te gusta: ¡difusión máxima para este intento de escritora! Un besete

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