martes, 8 de enero de 2013

La chica de Madrid


Sólo sé funcionar bajo presión. Nunca después de perder la oportunidad y justo antes de que sea imposible. Yo, como soy pequeña, quepo en la diminuta rendija entre "tu momento" y "ya es tarde". Por eso hago la cama justo en ese intervalo de tiempo en que ni tengo tiempo, ni llego tarde a clase. Y cuando estoy en un examen acabo justo para entregarlo cuando el profesor dice que no recogerá más. Estudio el último día. Pago mis clases a final de mes y nunca nunca descambio los regalos con tiempo. Soy un reloj que apura cada segundo antes de marcar en punto. 
No sé vivir sin presión.

De tal modo que siempre viviré sin agobio alguno, hasta el último momento. Nunca diré que si, hasta que casi se me haya pasado el turno. Siempre llegaré tarde, pero no lo suficiente como para que no haya nadie esperándome...

Y por eso, le pido paciencia. Paciencia conmigo, y con mis otras manías. Paciencia con esos vaivenes de personalidad pre-exámenes y con mis insanas ganas de vivir un drama diario. Soy una sucesión de contratiempos, las pequeñas aventuras de Irene. 

De cuando en cuando soy una persona normal, cada dos lunas llenas. Y en verano suelo quemarme, soy humana. Pero por lo demás emano rarezas.




Pero sobretodo se me da genial ser la chica de Madrid. Su chica de Madrid.




MIAU

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