miércoles, 15 de agosto de 2012

U.no

Nací hace 18 años, casi 19. Soy mitad Parra, mitad López. De los Parra he aprendido a ser seria, de los López a serlo solo en los momentos necesarios. De los Parra he heredado la miopía, de los López la picardía. Se mentir como ninguno, pero también sé cuando he de decir la verdad.
A ti te he mentido, y ahora te voy a decir la verdad.

La verdad es que nunca he confiado en ti. La verdad es que nunca has llegado a ser mi amiga. La verdad es que el aprecio que te he tenido era más bien pena, pena porque no tienes amigos de verdad, pena porque no son muchos los que te aprecian, pena por como eres y por lo pobres que son tus aspiraciones. No me gustas. No me has gustado. Y he de decir que, si en un futuro vuelvo a chocarme contigo, tampoco me gustarás. No me gusta la gente que es incapaz de superar los obstáculos que le pone la vida, y mucho menos, si son pocos. Eres mimada, consentida, retorcida, promiscua, desagradecida, falsa, incluso se podría decir que rozas la estupidez. No me gusta la gente que inventa rumores, y mucho menos me gusta la gente que, como tú, ha sido protagonista de muchos otros. 
Tus amigas, pocas, ninguna, las justas. Las que te aprecian de verdad deberían decirte que no eres de esa clase de personas de las que se enamoraría un tipo con futuro. No hablo de que te falte belleza, que te falta, ni tampoco hago referencia alguna a tu total falta del sentido de la combinación o de la moda. No. Más bien me refiero a que estás vacía. Haber follado mucho y con muchos no te hace más interesante. Desde luego nunca he visto a nadie regalar una botella del mejor vino abierta, descorchada, empezada. Tu fealdad no es de las que se aprecien en un primer vistazo, quizás en el segundo, si tienes suerte y un buen día, en el tercero. Reconozco que a simple vista eres asequible, delgada, casi bonita, sinvergüenza... una niña del montón.
Pero el puterío y la despreocupación a esos niveles acaba pasando factura. 

No, amiga mía nunca has sido. Me has podido contar tus cosas (mal hecho), te he podido contar alguna de las cosas que me han pasado, eso si, siempre me han advertido que midiera mis palabras contigo, que mis secretos no estaban a salvo en un mujer por la que pasaban tantas personsas, la mayoría de largo. Pero ¿amigas? Amigas, no. Yo tengo el listón un poco más alto, no te sonrojes, sé que tú no. De todos modos te diré una cosa, me impresiona tu atrevimiento. Una chica como tú, provocándome a mi. Cuanta valentía. Me inclino ante tu par de ovarios. Sin embargo, y sintiéndolo mucho, yo, o gano, o no juego. 

Un placer y de nada. 


Att. Yo



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