Si tuviera que hacer una lista de cosas mal hechas, tendría una lista muy larga. Si tuviera que hacer otra lista de cosas que rectificaría, tendría otra lista muy larga también.
Pero él, él es la cosa de la que más me arrepiento de todas. No de él en si, sino de cómo todo nos llevo a nada y de la nada pasamos al odio y del odio pasamos a una indiferencia extraña y de la indiferencia, en mi caso, a echarle de menos.
Él era todo, todo de verdad, y me hizo daño, y le hice daño, y salio bien y mal, y luego mal del todo. Y luego nada…
Perdí 5 años en los que, sinceramente, no creo que me fallase ni una sola vez. ¿Yo? Yo creo que si que le fallé alguna. Incluso puede que bastantes. Pero el siempre acababa perdonándome, sin rencores.
Tiene razones para odiarme, pero me resigno a pensar que lo hace. Quizás un poco, pero no del todo. O puede que si, no lo sé, hace demasiado que no quiere ser mi amigo.
“Todavía no”, eso es como un nunca ¿sabéis? Pero es su decisión y yo tampoco tengo mucho que decir, apenas puedo oponerme.
Y aun así recuerdo nuestras tardes de colines, como me metía con él, las tardes hablando por teléfono, nuestras coñas, las conversaciones en clase, sus correcciones, sus sobradas, mis sobradas, los paseos…Y bueno, aquella promesa que ni siquiera creo que él recuerde…
Momentos que, sinceramente, no quiero olvidar.
Algunos dijeron que entre nosotros nunca hubo amistad, que no era eso. Pero yo estoy segura de que si, él era mi amigo, mi mejor amigo. Nosotros también nos equivocamos, sobre todo yo.
Sigo tratando de recuperarle, aun no he decidido como, y no creo que salga bien pero le quiero, aunque él me odie, aunque no me aguante, aunque sea solo un estorbo para él, aunque no me quiera.
Era mi amigo, y quiero que quiera volver a serlo de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario